Rodrigo Frascara: mago y clown sobre la importancia del juego y del arte para la sanación de pacientes

Rodrigo Frascara hace 20 años trabaja y se forma continuamente como actor, clown y mago. Su encuentro con el arte, el juego y la sanación fue a través de un «accidente» como a él le gusta llamarlo. Tomando clases con el maestro Marcelo Katz al ser visto por los directores de la ONG Alegría Intensiva fue convocado a realizar una prueba y desde allí se quedo para siempre uniendo arte y sanación.

Se desempeña como clown en hospitales en la ONG Alegría Intensiva brindando apoyo a pacientes de riesgo. Asimismo, utiliza la magia y la meditación como herramientas para despertar conciencias en la Asociación Civil sin fines de lucro Ananké donde tratan adicciones a las drogas.

En palabras de Rodrigo Frascara:
«Trabajo en Alegría Intensiva, payasos de hospital, hace más de 7 años llevando magia y payasadas en ese escenario tan frágil y vulnerable. Todos pueden ver la mejora en niños, niñas, y adultos por los que pasamos dejando nuestra estela de juego. De repente el hospital deja de ser un lugar serio y peligroso. Lxs enfermerxs bailan, lxs niñxs también y nosotrxs generamos el ambiente para que ellxs se diviertan y se animen a expresarse. No se trata de una tarea para mi ego, sino de usarme como trampolin para hacer volar a la imaginacion de los demás.»

Además hace más de 10 años trabaja en Ananké, asociación sin fines de lucro que ayuda a personas con consumo problemático de drogas, brindando el taller lúdico y descontracturado de la semana.

«Jugamos, cantamos, bailamos, meditamos y rompemos un poco las estrucuras interiores que nos mantienen fijos en patrones mentales. Así vamos generando nuevas ideas y pensamientos apoyados en el presente, ayudandonos a soltar el pasado y mirar hacia adelante.» cuenta Rodrigo Frascara.

Perder el miedo a través del juego, soltarse, permitirnos reir de aquello que nos duele, amigarnos con el fracaso son todas claves para sanar.

Asi lo cuenta Rodrigo:
«Entrenando clown se aprende a habitar el fracaso y a jugar con todas esas partes nuestras que a veces no queremos mostrar. Es un gran reencuentro con la espontaneidad, con el juego, y la libertad, sensaciones en general prohibidas para nuestra sociedad adulto-centrista que impone el deber ser.»

Y agrega: «Para mí el clown fue un proceso de gran sanación dónde pude reencontrarme con el placer de jugar y de equivocarme. Y la magia, es una forma de vivir la vida. Si soy capaz de transformarme, de crear, de volar en mi vida también podré hacerlo frente al público. Cuando llevé el arte del asombro y la ilusión al lugar más sincero que pude, se transformó para mí, en lo más real que existe».