*Por Sabrina Roth publicado en Nuestras Voces
La dirigente Milagro Sala llegó al nuevo juicio oral en el que fue condenada indefensa, porque el tribunal adicto al gobernador jujeño Gerardo Morales rechazó a todos los testigos que presentó: los diez declarantes fueron aportados por la fiscalía. Al salir, tironeada por policías, Milagro declaró: «Morales está haciendo grandes negocios con los préstamos internacionales y los adelantos de coparticipación. Está endeudando la provincia. La pobreza que hay no se soluciona teniéndome en la cárcel».
La pena a cuatro de prisión que recibió este miércoles Milagro Sala no sorprendió. Es una más en el proceso de persecución que impulsó Gerardo Morales apenas asumió el poder en diciembre de 2015, cuando amplió el Superior Tribunal de Justicia con diputados radicales. Coronó en enero de 2016, con la detención arbitraria de la dirigente política, tal como lo advirtieron diversos organismos de derechos humanos a nivel nacional e internacional.
La causa “Luca Arias”, por la que recibió esta vez la condena, no escapa a la dinámica amañada de los procesos anteriores. Un testigo único que ante el juez Pablo Pullen Llermanos, uno de los principales impulsores del hostigamiento contra la dirigente social, acusa a Sala de haber cometido el delito por el cual es llevada ante el estrado. Mientras tanto, el gobernador Morales sigue aprovechando el encarcelamiento de la líder de la Tupac Amaru para pasearse en campaña por las obras que construyó la dirigente y su organización social, la Tupac, como si fueran su botín de guerra.
“Este es el circo de Gerardo Morales. ¿Acaso cree que dándome más años de cárcel va a solucionar la pobreza y la desocupación en Jujuy? Él en realidad está haciendo grandes negocios, los préstamos internacionales, los adelantos de coparticipación, y está endeudando la provincia. Yo creo que los jujeños tenemos que ver esto y no la sentencia, que es un circo. La pobreza que hay no se soluciona teniéndome en la cárcel ni metiendo más compañeros presos, se soluciona trabajando y gobernando como debe ser. Hoy Morales está haciendo clientelismo en todos lados”, expresó Milagro Sala ayer, mientras era tironeada por los policías que no querían que hablase con los periodistas.
Además de dejar al desnudo el armado de la causa, Paula Álvarez Carreras y Ariel Ruarte, abogados de Sala, denunciaron que los jueces Ana Carolina Pérez Rojas, Claudia Cecilia Sadir y Mario Puig, violaron el derecho de defensa en juicio, en tanto la dirigente llegó a la etapa de debate oral indefensa, por una decisión del Tribunal Oral Criminal 1 que rechazó a los testigos que presentó. Las diez personas que prestaron declaración en la sala de audiencias fueron, en todos los casos, ofrecidas por la fiscalía.
La causa se inició el 7 de julio de 2006. Dos días antes el entonces dirigente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Cristian César Arias, más conocido como Luca, denunció en dependencias policiales que el 3 de ese mes había sido atacado en el Ministerio de Infraestructura y Planeamiento de la provincia por un grupo de 15 personas, quienes sin mediar diálogo se abalanzaron sobre él y Juan Carlos Maidana en un despacho de esa dependencia. Según indicó en esa denuncia Arias, el grupo estaba comandado por Milagro Sala. A los dos días, la fiscal María Teresa Mosca Reghín recibió la denuncia y citó a Arias para que preste declaración el 13 de julio. El dirigente ratificó lo denunciado en sede policial y la fiscal inició las actuaciones en la causa. Solicitó informes médicos y envió diversos oficios para recabar información sobre los hechos. En noviembre de ese mismo año, promovió la acción penal por lesiones leves, agravada por el número de personas. El expediente recayó en el juez Raúl Gutiérrez.
La dirigente social jamás fue imputada en la causa. Tal como consta en el expediente, Luca Arias nunca la mencionó como autora de las agresiones, ni en la denuncia que formuló en la policía ni cuando estuvo ante la fiscal. Meses más tarde, Arias falleció como consecuencia de una leucemia que nada tuvo que ver con los golpes recibidos aquel día, más allá que su madre, Rosalía Reyes, haya querido responsabilizar a Sala por la muerte del dirigente. Incluso Luciana Santillan -hija del dirigente sindical Perro Santillan, que mantiene un duro enfrentamiento con Sala desde hace años, y que estaba casada con Arias en ese entonces desmintió que ambos sucesos tengan vinculación alguna. El 1 de abril de 2009 la causa se cerró por prescripción de la acción penal y fue archivada.
Diez años después de los hechos, el 9 de marzo de 2016, Juan Carlos Maidana, que se encontraba detenido desde 2009 en el Penal de Gorriti por un delito común, envió una nota dirigida al juez Pablo Pullen Llermanos para conocer “el estado de la denuncia que realicé en donde he resultado agredido en el mes de julio de 2006 en instalaciones del Instituto de Viviendas de Jujuy”. Sin embargo, en el expediente judicial no hay ninguna denuncia ni declaración de Maidana en el marco de la causa. El único denunciante fue Luca Arias. ¿Cómo y por qué envió una nota desde el penal al juez Pullen Llermanos para averiguar sobre esa causa en la que hasta ese momento el magistrado jamás había participado de modo alguno? Cuando el 26 de abril de este año Maidana prestó declaración ante el Tribunal, la defensa de Milagro Sala lo consultó al respecto y respondió que en realidad él había enviado la nota dirigida “a las autoridades que correspondan”, aunque esto no fue así. Si bien todos los pedidos de los internos del penal se hacen manuscritos, el pedido de audiencia fue realizado en computadora. Según Maidana, él la escribió a mano y le pidió a otra persona que la transcribiera. En la sala de audiencias, y también ante la pregunta de Paula Álvarez Carreras, Maidana explicó que por el delito por el cual está detenido, cada pedido que realiza desde la cárcel lo tiene que dirigir al juez Emilio Cattan a cargo del proceso por el cual está preso. Sin embargo en este caso envió la carta específicamente a Pullen Llermanos. La causa iniciada por Luca Arias estaba prescrita y archivada. Hasta ese día Pullen Llermanos no había tenido ningún tipo de participación.
El dato no es menor. Es a partir de esa presentación de Maidana ante Pullen Llermanos que el magistrado decide reabrir el expediente. El juez es uno de los principales impulsores de la persecución contra Milagro Sala. Él estuvo a cargo de la causa “de las bombachas”, por la que fue sobreseída en primera instancia, aunque luego la Cámara de Casación cambió la sentencia y la condenó. Esa decisión está cuestionada por la defensa de la dirigente en el Superior Tribunal de Justicia. También impulsó la causa que se conoce como “La balacera de Azopardo”, donde también fue absuelta. Las tres causas tienen en común que fuera de los denunciantes, no hay ningún otro testigo que corrobore los hechos por los que acusan a Sala. Además, tanto en la causa de la balacera como en la de Luca Arias, utiliza como testigos clave a personas privadas de su libertad. En la anterior benefició al entonces procesado Jorge Rafael Páes, primero con una prisión domiciliaria y luego con el sobreseimiento en la causa. Se desconoce todavía cuál será el premio para Maidana.
En el juicio Maidana relató que ese 3 de julio de 2006 llegó con Luca Arias al Ministerio de Infraestructura de la provincia para reunirse con el entonces titular de esa cartera, Luis Cosentini. Los llevaron a una oficina del primer piso del Ministerio de Infraestructura. Según Maidana los acompañó allí el propio ministro que se retiró cuando el funcionario recibió una llamada en la que supuestamente le avisaban que Milagro Sala se estaba dirigiendo a ese lugar. En esa época, la CCC estaba abiertamente enfrentada con la CTA, donde referenciaban todavía a Milagro. De pronto, contó en la audiencia, escucharon los gritos de Sala que entró abruptamente a la oficina y mientras acusaba a Luca Arias de haber amenazado a su familia comenzaron a golpearlos. Según Maidana, más de 30 personas, incluyendo a la dirigente, les pegaban patadas, con los puños, y con el palo de una cortina. Como la oficina era pequeña, de tres por cuatro según describió, y tenía un escritorio, dos sillas y un sillón, las personas que acompañaban a la dirigente se turnaban. Cuando se cansaban de pegarles, salían y entraban otros. Luego, según ese mismo relato, todos se retiraron y quedaron ensangrentados con Luca en la oficina. Dos personas se acercaron a ver qué había pasado, una de ellas acompañó a Maidana al baño. Cuando regresó decidieron con Arias ir por su cuenta al hospital. Bajaron solos de la oficina y se fueron. Maidana aseguró que no había nadie más.
De las diez personas que prestaron declaración, él es el único que estuvo en esa oficina y que puede contar lo que efectivamente sucedió. De los otros testigos, algunos estuvieron ese día en el edificio, pero ninguno dentro de la oficina. A diferencia de lo que sostiene Maidana, que asegura que ese día llegaron solos con Arias, María Inés Castellón que trabajaba en el turno tarde y que cumplía funciones como telefonista y en la mesa de entradas dijo que los dirigentes llegaron acompañados de unas siete u ocho personas.
La propia madre de Arias, Rosalía Reyes, contó que tenían una reunión pautada con Cosentini y que a ella se le hizo tarde y recién llegó al edificio pasadas las ocho de la noche. “Al ingresar por esa puerta que tiene chapa, abajo habían apostados más o menos chicos muy jóvenes seguramente eran como siete. Después miro hacia adentro, cerca de la escalera veo que el tubo fluorescente estaba apagado, solo veo luz tenue. Veo así que en cada escalón estaba apostada una persona, así logro a ver a Luis Flores, era el chofer del colectivo de la CCC -agrupación a la que pertenecía Arias. Lo saludo, el todo cortante me dice buenas noches, muy cortante en el tono me dijo que Luca estaba adentro. En ese momento veo que sale un chico conocido de una banda, había una moto en la vereda y le pregunto a ese chico por Luca. Este chico le dice a otro que saque la moto porque iba a haber quilombo. Entonces ingreso por el lugar que estaban remodelado y veo a más o menos cuarenta personas, veo a la señora Marta Cañas, secretaria de Luis Cosentini, con una pierna apoyada en la mesa. Estando esa gente presente no podía hilvanar nada de nada, y yo me pongo de espaldas a la calle Santibañez con mi vista hacia la oficina y cuando siento un ruido me acomodo y veo… venía ella. Venía Milagro Sala, venia contando plata, mucha plata. Al pasar yo estaba cerca del escritorio, la tenían abrazada. Antes de doblar por el escritorio la tocan y le alertan de mi presencia y fue allí que Milagro Sala levantó la cabeza y me dijo hija de puta, vos y tu hijo me quieren matar”.
Luego de esa escena Reyes subió a la oficina y encontró a su hijo y a Maidana, ensangrentados. Las paredes manchadas de sangre. Le preguntó si quería que llamara a la ambulancia, pero prefirió ir por sus medios al hospital. Fue así que bajaron y salieron por la puerta principal para ir hasta el Hospital Pablo Soria. Cuando ya había finalizado su declaración, y en referencia a Milagro Sala dijo al tribunal: “una persona que le quita la vida a alguien tiene que estar preso, preso, preso”.
Otro de los testimonios aportados por la fiscalía y que el tribunal aceptó, es el de Carlos Nolasco Santillan, más conocido como “El Perro”. Mientras el argumento del tribunal para rechazar los testigos propuestos por la defensa de Sala era que las personas ofrecidas no habían estado al momento de los hechos junto a la líder de la Tupac Amaru, el dirigente gremial no sólo confirmó que no estuvo en el lugar, sino que en ese momento no se hablaba con Luca Arias porque estaban distanciados por cuestiones políticas. Sin embargo, aseguró en la audiencia que Milagro Sala golpeó a su yerno ese día con un arma. Difícil saber cómo conoció ese dato porque según él mismo relato en la audiencia, su propia hija, Luciana Santillan, le dijo que Luca había sido golpeado pero que no le había brindado detalles de lo sucedido. Solo le dijo que iba a hacer la denuncia.
En su declaración Sala dijo que ese día estaba en la CTA cuando la llamaron para que vaya al Ministerio a una reunión. Al ingresar se encontró con otras organizaciones, muchos presidentes de cooperativas. Cuando supo que estaba en el edificio Luca Arias fue a increparlo porque, según ella, el dirigente era el responsable de las amenazas que semanas antes había recibido su familia. Discutieron, se insultaron y sus propios compañeros la sacaron a ella de la sala. Luego fue el enfrentamiento, no de treinta personas contra dos, como aseguró Maidana, sino entre integrantes de la CTA y la CCC, pero ella no participó de esas agresiones. El propio Luca Arias en su declaración dijo que eran alrededor de 15 personas los que ingresaron ese día con Milagro Sala. Y como se detalló más arriba, la propia madre de Luca relató que al llegar al edificio se encontró con integrantes de la agrupación de su hijo.
¿Fue un ataque o fue una pelea entre organizaciones? ¿Milagro participó o no de esos hechos? ¿Qué pruebas hay, además de la declaración de Maidana que apareció sorpresivamente 10 años después a denunciar a la dirigente, para demostrar la participación de la líder de la Tupac Amaru? Estos son sólo algunos de los cuestionamientos que realizaron los defensores de Sala.
Si hubo o no un enfrentamiento es importante en tanto cambia la calificación del delito que se imputa. Inicialmente la causa fue caratulada como lesiones leves que tiene una pena de un mes a un año. La de lesiones en riña de uno a cuatro años y la de lesiones graves de uno a seis años. El hecho se agrava si hay un concurso premeditado de dos o más personas. La defensa de Sala indicó que hay constancias en el expediente que dan cuenta de que hubo una pelea y, en cambio, fuera de la declaración de Maidana no hay elementos que permitan sostener que Sala fue la autora de los golpes. Por otra parte, no se sabe cómo harán los jueces para justificar el concurso premeditado de dos o más personas ya que no hubo un solo testimonio durante todo el proceso, ni en el 2006 ni cuando se armó la causa en 2016 que de cuenta de ello.
En su alegato, los defensores de la dirigente señalaron que la existencia del intercambio de golpes surge del propio expediente “en donde refiere que al arribar la policía había “15 personas aproximadamente pertenecientes a la agrupación social CCC, encabezados por el Sr. Lucas Arias”. Allí la constancia refiere que el propio Arias le dijo que en el encuentro en la oficina de Abdala entre los dos grupos, primero “intercambiaron algunas palabras” y que “intercambiaron algunos golpes”. Además, dieron cuenta de la declaración de Castellón en la que señaló que el dirigente llegó con unas 7 u 8 personas, a la que ya hicimos mención en este artículo. “Respecto de Arias, además de aquellas manifestaciones que hizo en el mismo momento de los hechos, y los que resultan ser de los más genuinos generalmente, solo contamos con la denuncia que fuera formulada por él a los pocos días de los hechos, ya que su declaración testimonial solo la ratifica, sin agregar ningún elemento. Afirmamos esto, porque luego veremos como otros testigos quieren poner en palabras de Arias, lo que él no dijo al momento de la denuncia. De la lectura de aquella denuncia no surge de modo alguno que nuestra asistida haya golpeado personalmente a Arias, sino que los golpes fueron producidos por “un grupo liderado por Milagro Sala”. Arias no habló de que lo tenían entre dos personas y Sala le pegaba, no hablo de una barra, no hablo de la existencia de un arma”, expresó Álvarez Carreras frente al tribunal.
Durante el proceso judicial quedó en evidencia que Maidana no fue denunciante en 2006, que no se presentó en ningún momento entre el 2006 y el 2009 al juzgado de Gutiérrez para conocer nada respecto al expediente que allí se tramitaba y que a siete años de estar detenido y a diez de los hechos dirigió una carta al juez Pablo Pullen Llermanos que hasta ese momento jamás había tenido ningún tipo de intervención en la causa. A partir de esa presentación ante el juez por primera vez acusó a Sala de golpearlo, el magistrado procesó a la dirigente social y le dictó la prisión preventiva.
Una vez que se conozcan los fundamentos de la pena, la defensa de la dirigente social apelará la sentencia. Habrá que esperar que el poder político deje de inmiscuirse en el judicial para saber si algún día habrá justicia.