Maldonado: un año con el cuerpo y sin avances

*Por Juan Alonso para el portal Nuestras Voces

La causa por la muerte de Santiago Maldonado sigue caratulada como “desaparición forzada” pero el juez Federal de Rawson, Gustavo Lleral, no avanzó en nada contra la Gendarmería Nacional, ni contra el gendarme imputado y ascendido Emanuel Echazú. En cambio, una causa contra los mapuches presentes al momento del hallazgo del cuerpo avanza a paso rápido. La polémica pericia del DNI.

A un año del hallazgo del cuerpo de Santiago Maldonado en el río Chubut –el 17 de octubre de 2017 justo antes de las elecciones legislativas-, el Poder Judicial y el Ministerio de Seguridad de la Nación continúan torturando a la familia de la víctima: rechazan todos los recursos de las querellas que reclaman una investigación independiente y buscan el posible cierre de la causa, calificada aún como “desaparición forzada de personas”. El juez federal que atiende en Rawson, Gustavo Lleral, no hizo absolutamente nada en un año. Tardó meses en enviarle copias de la causa a su colega Daniel Rafecas, quien guarda un prudente silencio sobre las escuchas a las víctimas. Además, Lleral rechazó el pedido de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), que ofreció un perito criminalista para dilucidar el rol de la Gendarmería en el hecho y profundizar la acusación de su accionar ilegal el 1 de agosto de 2017, ya que los efectivos ingresaron a la Pu Lof en Resistencia de Cushamen sin orden judicial y con la ruta despejada.

Lleral no incorporó al expediente el informe que realizó la Procuraduría de Violencia Institucional (PROCUVIN) como le reclamó el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Como toda iniciativa, Lleral delegó el pedido a la fiscal Silvina Ávila, que en este lamentable proceso penal se pareció más a la defensora oficial de los gendarmes, que a una representante del Ministerio Público Fiscal. Ella no podía desconocer el informe de la PROCUVIN y, sin embargo, siguiendo la línea que avala la represión de los pueblos originarios que sostiene el Poder Ejecutivo, por ahora tampoco lo incorporó a la causa. La familia Maldonado la recusó y pidió su apartamiento. Una decisión que debería tomar la Casación o el final de su subrogancia en la Fiscalía de Esquel.  Así las cosas esta causa emblemática de violencia institucional y relato de la negación por parte del Estado, surca el camino de la desidia de los funcionarios judiciales, cómplices de estos tiempos de oscuridad, represión ilegal y muerte.

El señor Giménez

Según la cédula de notificación 18000019318173, fechada en julio pasado, el secretario del Juzgado a cargo del juez Lleral, Leonardo Jorge Barzini, dejó constancia de que habló con el ingeniero Ricardo Giménez, “director de INTI-Plásticos”, quien manifestó que “el día 10 de julio a partir de las 9 horas estarán en condiciones de dar comienza a las tareas propias de la pericia ordenada”. ¿Qué pericia? El análisis sobre la resistencia de los DNI en aguas similares a las que se encontró el cadáver de Santiago y su documento intacto en el bolsillo de su pantalón. ¿Qué buscan probar? Si Santiago pudo haber estado en ese lugar del río Chubut los 78 días de su desaparición, a unos 70 metros de donde lo vieron los testigos mapuches por última vez,  o si la ventana de tiempo de la operación de autopsia es errónea. Por tal motivo, Giménez sostuvo que los trabajos sobre los documentos se realizarían en los laboratorios del INTI, “Edificio 16 del Parque Tecnológico Miguelete”. En la misma notificación oficial, el secretario Barzini asegura que la pericia se inició el 10 de julio de 2018 en el INTI.

Sin embargo, fuentes cercanas a las querellas, intuyen que ese organismo ya habría terminado la pericia en cuestión que todavía no estaría digitalizada para que las partes tengan acceso a las conclusiones preliminares. La abogada de Sergio Maldonado, Verónica Heredia, relata un encuentro un tanto incómodo con el ingeniero Giménez. “El 10 de julio fuimos con Sergio y Andrea al INTI. Nos mostraron el lugar donde se iban a hacer las pericias: un recipiente con agua a temperatura ambiente y otro que iba a la heladera, con agua que sacaron a 100 km del lugar del hecho en junio del 2018. Contamos esto en la página de Santiago. Giménez en un momento dice ‘para mí es prioridad hacer esto con urgencia’. Cuando se estaba despidiendo le pregunté: ¿cuál es su urgencia? Me contestó ‘sacarme esto de encima’ y se retiró rápidamente”.

¿Es decir que el juez Lleral espera responder los interrogantes que deber responder la autopsia sobre el tiempo, el lugar, la escena, la temperatura del agua, cómo y dónde murió Santiago, con un presunto resultado sobre DNI con agua receptada a 100 kilómetros del hecho y guardada en una heladera del INTI?

Eso sospecha la principal querella. También es posible que Lleral busque cerrar la causa de hábeas corpus y seguir la siesta de los rechazos procesales en el expediente de desaparición forzada. Lo que hará Lleral es una incógnita. Jamás aclaró qué hicieron los gendarmes en el río en el momento en que Santiago fue visto entre los sauces, poco después de las 11:32 del 1 de agosto de 2017.  En su libro “Santiago Maldonado, un crimen de Estado”, el colega Sebastián Premici reconstruyó los movimientos de los efectivos de la Gendarmería. El jefe de gabinete del Ministerio de Seguridad, Pablo Noceti, habló con el juez Guido Otranto el 31 de julio (en ese momento Santiago estaba dentro de la Pu Lof) y se reunió con él el 1 de agosto en Esquel. No estuvo “de paso” en Cushamen ni en la estancia Leleque del magnate italiano, Luciano Benetton, como dijo Patricia Bullrich.

El gendarme imputado y ascendido, Emanuel Echazú gatilló su escopeta 17 veces, su amigo Darío Zoilán, 22 veces, Orlando Yucra, Julio Segovia, Juan Carlos Pelozo, Jorge Fortunato, y Ramón Vera, entre otros, estaban en el pelotón que entró en la Lof. La fuerza confeccionó un mapa de las posiciones de los efectivos en el río que parece un juego de niños y que la Justicia nunca, salvo cuando el defensor oficial Fernando Machado lo refutó, quiso investigar en serio. Es más: cada tanto la hegemonía mediática que responde a Bullrich sale a mancillar a las víctimas y a los testigos para convalidar el discurso racista y perseguidor que sostiene la represión indiscriminada.

Denuncia a la carta  

En una pirueta kafkiana, el juez Otranto abrió una causa para encarcelar a los mapuches que estaban en el momento del hallazgo del cuerpo de Santiago bajo la figura penal de “daños”. Los acusa de resistencia a la autoridad y de presuntas lesiones sobre los llamados funcionarios del orden. El expediente recayó en el juzgado de Sebastián Casanello, quien citó como testigo a Verónica Heredia. La abogada no sólo asistirá sino que fundamentará los recursos ante las distintas salas de la Casación para apartar a la fiscal Ávila, rechazando al mismo tiempo las escuchas ilegales sobre Sergio Maldonado y los testigos, entre ellos, Ariel Garzi (acto que avaló la Cámara de Comodoro Rivadavia). Esas escuchas fueron realizadas a pedido del Ministerio de Seguridad por la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen Organizado (Dajudeco), a cargo del camarista Martín Irurzun. El mismo que apareció fotografiado en el portal El cohete a la luna junto al lobbista judicial de la Alianza Cambiemos, Fabián “Pepín” Rodríguez Simón, unos días antes de enviar la causa por la plata negra de la campaña al fuero electoral de La Plata. Le dicen República.

Heredia suele hacer bromas sobre los pasillos de Comodoro Py y la ansiedad de rejas de ciertos jueces. Su padre, el jurista José Raúl Heredia, redactó un artículo demoledor sobre las violaciones de las garantías del debido proceso.

“¿Dónde termina el camino de Santiago?”

La pregunta que inquieta la consciencia en el documental “El camino de Santiago” dirigido por Tristán Bauer, que ya fue visto por más de 30 mil personas y se ha convertido en una herramienta artística de resistencia a la opresión, está abierta y no tiene una respuesta concreta. Cervantes dijo que la memoria no nos deja descansar. Hay quien arrastra el corazón en los recuerdos que brotan con las palabras, esos signos. Juan Rulfo amasó fantasmas que nos hablan desde el desierto en un mundo hecho con los colores de los sueños y la tierra. Yupanqui escribió: “Quien canta debe encender/en la vigilia sus ojos/Y encontrarle a los rastrojos/El ruido del florecer”.-