Lula: triunfo de la concentración mediática y proscripción

Por Cynthia García, para el portal «Mucho más que dos»

Es el triunfo del gigante mediático O Globo y la confirmación del pacto político partidario del sistema judicial con el objetivo de sacar del escenario electoral al candidato favorito en las próximas elecciones.

Es, sobre todas las cosas, el fin de la ficción democrática.

En 2002 la relatoría de libertad de expresión de Naciones Unidas había alertado sobre el deteriorio para la democracia que representaba la concentración mediática. Si los medios líderes en ventas y audiencias son un factor de poder real, decisorio no sólo en la construcción de sentido, sino en la propia construcción y acumulación de poder y se erigen como medios de comunicación pero en realidad detrás de la libertad de expresión enmascaran lo que realmente son: brazos mediáticos de la derecha política y económica; su incidencia concentrada produce, lo estamos viendo, efectos devastadores sobre la democracia entendida como el poder repartido en los más y no concentrado en las élites.

Este diagnóstico es relativamente fácil de hacer porque podemos sacarlo de la teoría e interpelarlo con la realidad.

Vivimos una articulación de la derecha continental y global como no ocurría hace varias décadas. Algunos líderes progresistas lo han llamado el nuevo Plan Cóndor judicial. Me tomo el atrevimiento de agregar que ese Plan Cóndor judicial tiene alas mediáticas.

Qué hacer con el diagnóstico. Cómo dar los pasos necesarios para una reconstrucción del campo nacional y popular desde el aporte comunicacional.

Cuándo la gente despierta de “esta pesadilla neoliberal” en términos de Jorge Alemán con quien conversamos sobre estas preguntas y las posibles respuestas. El psicoanalista y escritor habla del deseo como motor de insistencia: “no sólo preguntarnos por la vida que tenemos sino por la vida que deseamos”.

CG: Entonces ¿qué se puede hacer para revertir estas lógicas y recuperar caminos emancipatorios?

JA: Tiene que aparecer una especie de amor por la verdad que a veces milagrosamente en la historia de los pueblos surge. Tiene que suceder una especie de acontecimiento. Cuándo despierta la gente. El momento en que la gente dice: “no, estaba metido en un sueño que era de otro. He quedado atrapado en el sueño del otro. Esta vida no era la mía. Me estaban haciendo vivir la vida que tienen ellos”. Cuándo se despierta de eso es muy difícil determinarlo. Sobre todo determinarlo colectivamente.

Lo único que podemos saber es que en la historia hay momentos en donde eso ocurre. Surge un proceso colectivo de despertar. Preguntarnos por el tipo de vida que quiero. No sólo qué tipo de vida tengo sino qué deseo. Esto del deseo es muy importante, en el deseo está siempre la insistencia. La fuerza de lo que insiste a pesar de las derrotas coyunturales. Solo el deseo es lo que te permite atravesar eso.

Alvaro García Linera, el vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia dijo en una conferencia en la Facultad de Ciencias Sociales a principios de 2016: “hay que hacer un buen análisis de la derrota”.

Hacerlo desde el campo comunicacional implica dimensionar las profundas asimetrías frente al dispositivo neoliberal. Dispositivo quiere decir que tienen todo a disposición*; nuestras sociedades han entrado en la lógica de que están en manos de los dispositivos. Se comunican emociones, no ideas, en un flujo constante sin focalización durante las 24 horas del día.

La grieta es esa asimetría enorme entre la comunicación del dispositivo y las ideas que intenta transmitir, con más o menos acierto, el campo nacional y popular.

Argumentar, correrse de la inmediatez de la situación o del calendario electoral, decir qué es un proceso neoliberal o cuáles son los escenarios de la complejidad para explicar los altos niveles de consenso que aún tiene el modelo político que nos gobierna son las herramientas de la comunicación popular y las damos en este momento de enormes asimetrías.

Para esta tendencia argumentativa tenemos la palabra el discurso, la militancia. Hay dos sustantivos a los que aferrarse: medios y territorio.

“Gobernar es movilizar”, escribe José Pablo Feinmann en el segundo tomo de su libro Peronismo, citando la tapa número 9 de la revista Envido** y atribuyendo la frase a Horacio González.

Esa potente idea habla de nuestra historia atravesada por el peronismo, la lucha de clases y la enorme capacidad de organización de base popular con la que cuenta nuestro país casi en singularidad regional.

En ese lugar donde se hace la política y no tanto lo político, también en palabras de Feinmann, “los grandes medios no juegan sus construcciones”. Se retiran, no lo muestran en sus tapas como ocurrió con la enorme movilización del último 24 de marzo, o intentan desacreditarlo.

Porque ahí está la resistencia, ahí se entreteje la red de lo inapropiable para el dispositivo neoliberal.

Mientras debatimos qué hacer con los Big Data la comunicación popular deberá organizarse en el territorio, con las nuevas tecnologías y las posibilidades técnicas que seamos capaces de construir y articular pero por sobre todas las cosas junto a ese caudal de Resistencia que implica poner el cuerpo con otrxs allí donde las cosas pasan. Incidir desde esos espacios, insisto, inapropiables; disputar agenda, aportar a la construcción de poder popular.


*: entrevista con Jorge Alemán publicada en #LaGarcía y en la revista uruguaya Caras y Caretas en setiembre de 2017.

**: Envido, la revista teórica de la Juventud Peronista, dirigida por Arturo Armada. Tuvo diez números entre julio de 1970 y noviembre de 1973. Fue reeditada por la Bilblioteca Nacional en 2011.