*Por Sebastián Premici para Agencia Cadena del Sur
El año pasado, el aumento de precios en la región fue el más alto de todo el país, con el 50,6 por ciento, según el Indec.
La Patagonia no sólo detenta el récord de 30.000 puestos de trabajo productivos destruidos en los últimos tres años, sino que en 2018 fue la región del país con la inflación más alta, según las estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec).
En el acumulado anual, la variación de precios al consumidor fue del 50,6 por ciento en relación al mismo período de 2017. Los principales aumentos ocurrieron en el rubro alimentos y bebidas, transporte y servicios regulados (por el Gobierno nacional) como agua, electricidad, gas y otros.
En la región, uno de los principales remarcadores de precios es La Anónima, que no es solamente un supermercado sino que detenta tarjetas de crédito, estancias y frigoríficos. Los márgenes de rentabilidad de esta sociedad, propiedad de la familia Braun, están asociados a la inflación que se genera en la Patagonia.
Según el último balance trimestral presentado ante la Comisión Nacional de Valores (CNV), las ventas netas saltaron de los 8400 millones de pesos registrados en septiembre de 2017 a los 11.278 millones de pesos en septiembre de 2018. Esto representó un incremento del 34,23 por ciento. Las ventas netas crecieron pero la cantidad de operaciones, producto de la retracción generalizada en el consumo, fueron a la baja. Entonces, ¿a qué se debió el resultado? La respuesta está en la remarcación de precios.
Según el Indec, el kilo de carne picada posee en la actualidad un valor de 143,07 pesos, mientras que hace un año costaba 95,81 pesos, es decir un incremento del 50 por ciento. El aceite de girasol registró a diciembre del año pasado un costo de 97,77 el litro y medio mientras que hace un año su valor era de 53,30 pesos. Es decir un incremento del 83 por ciento. Y el litro de leche en sachet tuvo una variación del 41 por ciento.
No es casualidad que haya habido fuertes aumentos en estos rubros de la canasta alimenticia tanto en la Patagonia como en el resto del país. Son una consecuencia directa de la eliminación de las retenciones y el vuelco hacia el mercado exportador (en el caso de la carne sobre todo) en perjuicio de los consumidores locales.
Cada decisión que adoptó la administración Macri fue perjudicial para los consumidores y la ciudadanía en general. La aplicación de los tarifazos en el agua, luz y gas no sólo no generaron más inversiones y puestos de trabajo -como ya describimos en otros artículos de Agencia Cadena del Sur-, sino que fueron un motor para el aumento de la inflación en la región.
El Indec divide los precios en tres categorías: estacionales (frutas, verduras, ropa exterior, transporte por turismo y alojamiento y excursiones), regulados (combustibles para la vivienda, electricidad, agua y servicios sanitarios, sistemas de salud y servicios auxiliares, transporte público de pasajeros, funcionamiento y mantenimiento de vehículos, correo, teléfono, educación formal y cigarrillos y accesorios) y núcleo.
Los precios al consumidor de los servicios y bienes regulados en la Patagonia tuvieron un incremento del 61,5 por ciento, mientras que los estacionales crecieron un 33,8 por ciento y el IPC Núcleo, un 49,8 por ciento.
Si se contabilizan los últimos dos años (2017 y 2018) -que es cuando el Indec comenzó a medir la variación de precios al consumidor a nivel nacional- la inflación para la región superó el 73 por ciento.