Ayer falleció uno de los heridos en Senkata, Bolivia, y ya son diez las personas muertas por la represión del Ejército al mando de la presidenta de facto Jeanine Añez. Calixto Huanacu Aguilar es la décima víctima del operativo policial – militar del 19 de noviembre en Senkata, El Alto, que terminó con el corte en una planta de gas licuado.
Según informó la Defensoría del Pueblo, Huanacu Aguilar murió ayer al mediodía en el hospital de Villa Dolores por un cuadro de traumatismo cráneo encefálico “severo por arma de fuego”.
El 19 de noviembre pasado, mientras centenares de manifestantes bloqueaban la planta de hidrocarburos de Senkata en contra del golpe de Estado, policías y militares pusieron en marcha un violento operativo, en el que hubo muertos por arma de fuego y decenas de heridos. El 21 de noviembre, la Policía boliviana reprimió con gas lacrimógeno una multitudinaria protesta en La Paz, en la que cientos de personas acompañaron a familiares que llevaban los féretros de las víctimas de Senkata.
Luego de la visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el secretario ejecutivo, Paulo Abrao, sugirió que el Gobierno de Bolivia conforme “un panel internacional de expertos” para investigar las denuncias de violaciones de derechos humanos en el país. El representante señaló que durante los días de conflicto en Bolivia se dio una “masiva” vulneración de derechos humanos. Durante la misión en Bolivia, los funcionarios se reunieron con el Comité de Defensa de la Democracia (Conade), la Conferencia Episcopal, con periodistas y medios de comunicación, entre otros. Además, los comisionados de la CIDH se trasladaron a El Alto y Cochabamba, donde conversaron con los familiares de las víctimas de Senkata y Sacaba.