Esta es una de las principales conclusiones del documento “Brechas, ejes y desafíos en el vínculo entre lo social y lo productivo” de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Según el estudio, que analiza las encuestas de hogares de 17 países de América Latina entre el 2002-2015, en el último decenio y medio, los países han avanzado gracias a la adopción de políticas y programas que permiten enfrentar el doble desafío de la inclusión social y laboral de la población: “menos de tres de cada 10 hogares de América Latina se encuentran en una situación de niveles mínimos de doble inclusión, es decir, satisfacen los mínimos de inclusión social y laboral simultáneamente”.
Sin embargo, el documento alerta que el mundo del trabajo está siendo impactado dramáticamente por lo que es necesario ampliar y fortalecer los sistemas de protección de los derechos.
La CEPAL destaca que, como promedio simple de los países de la región, el porcentaje de hogares con niveles mínimos de doble inclusión ha aumentado del 20,4% en 2002 al 29,2% en 2014, bajando al 28,6% en 2015; en tanto que el porcentaje de hogares en doble exclusión ha bajado del 44,1% al 33,0% entre 2002 y 2014, elevándose al 33,3% en 2015.
“En términos absolutos, 56,5 millones de hogares (en los que vivían 172,5 millones de personas) habían alcanzado esos niveles mínimos de doble inclusión en 2015, mientras que 39,2 millones de hogares (145,6 millones de personas) estaban en condición de doble exclusión en el mismo año”, señala el texto.
La CEPAL plantea que es indispensable el rol de los sistemas educativos, en especial de la educación técnica y profesional, para no deteriorar la calidad de vida de los ciudadanos.