Según un informe del Observatorio de de Políticas Públicas-MPE de la Universidad Nacional de Avellaneda, de la estimación del peso financiero de los intereses por “quemar” dinero en circulación surge que, sólo en lo que va de 2017, se destinaron al pago de intereses por Lebacs más de $66.000 millones. Tal monto de intereses implica para este año una estimación de más de $150.000 millones. Esto es, más de 3,3 puntos del Producto Bruto. El número trepa a más de 4% del PBI si se acumula 2016.
Éstos recursos del Estado Nacional destinados a la especulación financiera, son representativos del valor de más de 500 escuelas públicas, 4.500 jardines públicos, y más de 10 millones de netbooks de Conectar Igualdad, entre otros.
El programa de metas de inflación sigue sin dar resultados concretos habiendo transcurrido un año y medio de su implementación. Si bien el Banco Central mantiene la tasa de interés extraordinariamente alta, con el propósito de eliminar las expectativas de inflación de demanda, los aumentos en los precios regulados, la inflación de costos y la inercia inflacionaria impiden que la dispersión de precios se reduzca al nivel objetivo del 17% como tope. La utilización de la política monetaria contractiva como única herramienta para disminuir las variaciones de precios, tiene efectos de corto y de largo plazo. Entre los primeras, se cuenta el impacto sobre la actividad interna, en especial sobre aquellas industrias que no cuentan con una holgura amplia como para autofinanciarse y autonomizarse de la pérdida de competitividad por costos financieros. Entre las repercusiones de largo plazo se considera la afectación a la posición patrimonial del Banco Central y los problemas que implica el endeudamiento exponencial experimentado por la institución monetaria rectora, conocido típicamente como “déficit cuasifiscal”. Otro costo asociado al esquema de astringencia monetaria es la pesada mochila financiera, cuando el proceso se extiende en el tiempo, la deuda en instrumentos de corto plazo conlleva el riesgo de que, dada la voracidad del mercado por las altas tasas de interés, se genere un efecto de “bola de nieve” cada vez más difícil de frenar.
El Observatorio de de Políticas Públicas-MPE de la Universidad Nacional de Avellaneda realizó un cálculo del impacto de ésta política económica: la estimación del peso financiero de los intereses por “quemar” dinero en circulación surge que, sólo en lo que va de 2017, se destinaron al pago de intereses por Lebacs más de $66.000 millones.
Tal monto de intereses implica para este año una estimación (conservadora) de más de $150.000 millones. Esto es, más de 3,3 puntos del Producto Bruto, proyectado a valores de fines de 2017. El número trepa a más de 4% del PBI si se acumula 2016.
En términos reales, los fondos aplicados al pago de intereses en los primeros cinco meses del año, son representativos del valor de más de 500 escuelas públicas, 4.500 jardines públicos, y más de 10 millones de netbooks de Conectar Igualdad, entre otros.
Con todo, se señala la necesidad de seguir de cerca la sustentabilidad del proceso de endeudamiento del Banco Central y sus altos costos asociados, en una evaluación conjunta con el desarrollo de la deuda del Tesoro Nacional que, sólo en 2017, ya consolida más de U$S 20.000 millones.