Dolina recibe órdenes tajantes de ser libre y elige no cumplirlas.
Un alegato ineficaz contra los que, saciados con las modestas libertades del artículo 14, viajan a Junín creyendo demostrar la vigencia del libre albedrío.
Una íntima muchedumbre, un nuevo coro unipersonal que cuenta historias, canta milongas y baila valses en la melancólica estrechez de una pieza.