Camarazo por el fotógrafo alemán golpeado y detenido en Vaca Muerta

El pasado jueves 10 de Enero, reporteros gráficos y periodistas de la Patagonia realizaron un “camarazo” frente a la Casa de Gobierno de Neuquén en solidaridad con Stefan Borghardt, el fotoperiodista alemán detenido por la vigilancia privada de Vaca Muerta y luego trasladado esposado por la policía neuquina a la comisaría de Añelo, donde fue encerrado, amenazado y golpeado. El joven de 28 años fue detenido mientras retrataba un basurero petrolero en la empresa Treater Neuquén S.A .

En ese marco, representantes del Sindicato de Prensa de Neuquén y de la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina taparon sus ojos y bocas con vendas de color negro y extendieron los brazos con el puño cerrado en repudio a lo sucedido.

Borghardt explicó que estaba sacando fotos en un derrame cuando «un supervisor de la zona en una camioneta blanca lo llevó a la entrada del predio habló con un jefe que llamó a la policía”.
«Cuando llegamos a la comisaría, entramos por la entrada trasera, me llevaron hasta la barra de atención y me quitaron las esposas. Me hicieron dejar todas mis pertenencias arriba de la barra y revisaron mis bolsillos y la mochila. Todavía ahí me negaron usar mi teléfono. Mientras la mujer policía labraba el acta de mis pertenencias, escrita a mano en un cuaderno, un oficial que parecía ser un superior me hacía más preguntas y me decía, haciendo gestos con un destornillador eléctrico en la mano, que ya se iban a enterar de la verdad», relató en en Radio Universidad CALF.
«Llegamos al calabozo y yo me encontré rodeado por unos cinco a siete oficiales, no me acuerdo bien, fue todo muy turbio y atemorizante para mí. Varios (al menos tres) me pegaron, me patearon y me insultaron. Un policía que me maltrataba con una escoba desde lejos, me dijo que él odiaba a los alemanes, a todos los alemanes. Yo durante todo ese proceso tenía las manos levantadas y pedía que no me lastimaran. Me dijeron que si me decían que firmara, tenía que firmar, y que no funcionaban las cosas como yo me las imaginaba. Después tuve que quitarme los cordones de los zapatos y un policía me dijo que me apurara porque sino me ayudaba él, y sacó una navaja del bolsillo”, agregó.