En medio de la conmoción por el Golpe cívico-militar que derrocó a Evo Morales en Bolivia, el canciller de México, Marcelo Ebrard, hizo un llamado a «recuperar la CELAC» para que la comunidad de América Latina y el Caribe pueda «fortalecer su ámbito institucional de encuentro». Además, reiteró que el Gobierno de México «ve con simpatía» el avance en la constitución del Grupo de Puebla, que este fin de semana se reunió en Buenos Aires con el Presidente electo Alberto Fernández como anfitrión.
Durante la conferencia de prensa matinal de Andrés Manuel López Obrador, el canciller mexicano respondió a una consulta de #LaGarcía, remarcó que «en el Grupo de Puebla está participando el subsecretario de Relaciones Exteriores» y afirmó que «vemos esa iniciativa como inteligente, interesante y esperanzadora». «El Gobierno de México lo ve con simpatía. Desde luego es una organización que no es gubernamental, tiene la simpatía de muchos políticos en América Latina pero va mucho más allá. Así que le deseamos el mayor de los éxitos», añadió.
Asimismo, consultado por el periodista Nicolás Schonfeld sobre la necesidad de retomar las reuniones de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el funcionario subrayó que «pensamos que es muy importante recuperar la CELAC» y recordó que «México propuso en una reunión en la Asamblea de Naciones Unidas ocupar la presidencia protémpore de CELAC en 2020, porque la comunidad latinoamericana y del Caribe debe fortalecer su espacio, su ámbito institucional de encuentro y de solución de controversias, pero también para ser propositivo respecto de las diferentes regiones del mundo». «Pensamos que se debe fortalecer, ampliar su peso, su voz y su trascendencia en el ámbito multilateral», agregó.
Durante «la mañanera», como se denomina mediáticamente a la rueda de prensa diaria que brinda el Presidente, AMLO exhortó a la OEA a que «fije una postura cuanto antes» frente a lo que calificó como un «Golpe de Estado»: «No al silencio», sentenció el mandatario. Minutos después, la Organización de Estados Americanos publicó un comunicado en el que rechazó «cualquier salida inconstitucional» a la crisis en Bolivia.
