Las protestas iniciadas por el pueblo colombiano, se vieron teñidas de violencia policial e institucional. La alarma de la gente se encendió cuando el gobierno de Iván Duque intentó imponer una reforma tributaria.
El pueblo decidió salir a las calles. Allí, miles de colombianos se toparon con la fuerza policial y militar en un intento de acallar sus voces.
Hasta el momento se registran números escalofriantes: 47 personas asesinadas, de las cuales 39 fueron víctimas de violencia policial. 963 detensiones arbitrarias, 12 casos de violencia sexual contra mujeres y 548 personas desaparecidas.
Este martes, el gobierno feroz de Iván Duque mostró “disposición” a negociar con las organizaciones que participan de multitudinarias protestas sociales.
«El Gobierno Nacional, a partir de este momento, está en la plena disposición de adelantar una mesa de negociación con el Comité Nacional del Paro para avanzar en los temas de la agenda que acordamos con el acompañamiento de la Iglesia católica y de las Naciones Unidas», anunció el alto comisionado para la Paz, Miguel Ceballos, a través de un video.
La brecha está lejos de achicarse. La violencia en las calles sigue, las protestas no cesan y las muertes aumentan. La Defensoría del Pueblo ya acepta que hay 41 muertos, una cifra muy cercana a los 47 que registran las ONGs Temblores e Indepaz.
Por otro lado , Colombia convive con un blindaje mediático. Los medios locales demonizan las protestas y los internacionales no quieren hacerse eco de las noticias.
«El Gobierno se sirve de grandes medios de comunicación para legitimar una narrativa de odio y habilitar a la llamada ‘gente de bien’ a tomar las armas en contra de los manifestantes», explicó la periodista Gloria Arias, columnista del diario El Espectador, en la charla virtual.
«La estrategia es poner a todos en una misma bolsa de vándalos y poner a la sociedad civil al servicio de la fuerza de choque del Gobierno», acotó Johan Rodríguez García, comunicador popular de radio comunitaria en Cali.
Masacre y neoliberalismo en estado puro. Colombia transita días difíciles y América Latina lo sufre.
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