Por Jimena Cozza para ANCCOM NOTICIAS
Se estrenó «Una mirada honesta», la película que homenajea al fotoperiodista Eduardo Longoni, autor de imágenes icónicas como la de La mano de Dios o la que permitió condenar a los responsables de las desapariciones en el cuartel de La Tablada.
Las fotografías de Eduardo Longoni nos interrogan ¿Son bellas o comprometidas? ¿Gritan una verdad o son una obra de arte? Sea cual fuere la respuesta, la mirada del fotoperiodista estuvo siempre atravesada por un mismo sentido: el de la honestidad.
El documental “Una mirada honesta”, sobre el fotógrafo Eduardo Longoni, quien retrató con su lente varios de los más relevantes sucesos de los últimos 40 años de la historia argentina, se estrenó este jueves 3 de noviembre en el emblemático cine Gaumont. Con dirección de Roberto Persano y Santiago Nacif, Longoni asume, con cierto pudor, ser merecedor de una película; pero, a la vez, entiende que es “un reconocimiento a la generación de fotógrafos que representa”.
En diálogo con ANCCOM, Eduardo Longoni elige dos fotografías como las más icónicas de su carrera profesional: “la foto de los dos guerrilleros, rindiéndose ante un oficial del ejército en La Tablada logra, con el correr de los años, desentrañar un crimen horrible. Casi todo mi trabajo está justificado en esa foto. Los dos están desaparecidos [en referencia a Jose Alejandro Díaz e Ivan Ruíz] y es la última fotografía de ellos con vida que sirvió como prueba para condenar al General que los hizo desaparecer”. Otra de las fotografías emblemáticas de Longoni es su retrato de “la mano de Dios”: “No tengo dudas -asegura- que la foto de Maradona haciendo el gol con la mano a los ingleses es mi foto más conocida acá e internacionalmente».
Al respecto, Longoni añade que “la foto tiene varias vidas”, que, si bien no se puede cambiar el mundo a partir de una fotografía, sí puede aportar un granito de arena a la sociedad. “La fotografía cuando sirve para desentrañar un crimen horrible en plena democracia, justifica tu vida como fotógrafo y adquiere el valor de transformarse en una prueba contundente”. A continuación, el fotoperiodista, relata que “en el juicio en el cual condenan a Alfredo Arrillaga conoció al hijo de José Alejandro Díaz. Este chico creció viendo esa foto porque no tenía otra imagen de su papá”.
Longoni describió al fotoperiodismo como “la posibilidad de mostrarles a aquéllos que no puedan estar en un lugar, tener ojos de lo que está pasando en la vida de esa sociedad”. Para el fotoperiodista, es “condición sine qua non estar en el lugar. El azar tiene importancia, yo soy un convencido que el azar tuvo que ver con mi fotografía”.
Consultado sobre la construcción de su mirada profesional, Longoni considera que “la mirada se va construyendo. Cuando empecé a fotografiar no sabía nada, si bien siempre fui un adolescente inquieto, leía mucho y vi el cine que pude en esa época. La mirada se va construyendo no solo con las fotos, sino viendo las fotos de los grandes maestros del fotoperiodismo, viendo cine y leyendo. Hay novelistas, escritores, que en su mundo están plagados de imágenes, uno de los grandes hacedores de imágenes latinoamericanas es el escritor Gabriel Garcia Marquez. Todo ese conjunto de lecturas, fotos y cine va empezando a generar una mirada”.
En este aspecto, el fotoperiodista aconseja a aquéllos que estén iniciándose en los estudios en fotografía: “lean mucho, vean mucho cine. Y por más frustraciones sigan adelante. Para mí es uno de los oficios más grandes de la tierra”.
Una mirada honesta
Las primeras imágenes de las Madres de Plaza de Mayo que dan la vuelta al mundo, la mítica foto del gol de Diego Maradona con la mano a los ingleses en el Mundial de 1986 y la serie sobre el histórico Juicio a las Juntas Militares, son algunas de las fotos más emblemáticas captadas por la lente de Eduardo Longoni.
Este fotógrafo, que tuvo a la violencia como una marca indeleble desde sus inicios, sintetiza el compromiso de toda una generación de fotoperiodistas que resistieron en la calle durante los oscuros años de la dictadura cívico-militar.
Longoni es un artista inquieto, que se reinventa y se lanza a buscar nuevos desafíos profesionales. Mientras prepara una retrospectiva por sus 40 años de trayectoria, resignifica sus fotos recurriendo a nuevas formas y lenguajes artísticos.
Hoy, alejado de las calles, Eduardo vuelve la mirada hacia sus orígenes. Recorre los lugares de su infancia en la ciudad de Mar del Plata, y decide montar allí una proyección pública de fotos, imprimiendo sus imágenes sobre las olas embravecidas del mar.