De pie

*Por Cynthia García

En estos tres años y medio de gobierno de Mauricio Macri tuve dos ofertas de trabajo. Una en 2016 para participar eventualmente de un programa olvidable en Canal 9 y la otra hace una semana para participar, también eventualmente, en un programa de América Tv. Al de Canal 9 fui unas pocas veces.

Dicen que el cuerpo frena por nosotros cuando no podemos detenernos y así fue: en octubre de 2016 me quebré en tres partes el tobillo en un intento de escala hacia La Paz, Bolivia, para ir a un Congreso de Comunicación popular. Esos meses sin poder pisar con los dos pies sobre la tierra me hicieron entender que no podía volver a ese lugar de supuestos debates con la lógica trágica de la televisión canalla.

#LaGarcia vivía sus primeros meses de construcción. Una experiencia autogestiva con un grupo de compañeres incondicionales con los que construimos, cada día con mayor fortaleza, la manera de abrir ventanas comunicacionales en medio de una crisis de libertad.

En Junio de 2016 desconocidos habían entrado al departamento que alquilaba y donde vivía con mis dos niñes para darlo vuelta (literalmente) y robar todos mis elementos de trabajo. Desde anotadores y apuntes de la facultad donde doy clases, televisores, computadora, agendas, hasta el disco rígido donde tenía los capítulos del libro que desde entonces nunca pude volver a escribir.

Todavía puedo sentir el hilo de invierno que me recorrió la espalda cuando a la noche siguiente, mientras ordenaba sola en mi habitación el caos, encontré el recorte del diario líder donde una publicidad decía: “Todas estas preguntas tienen respuesta”. Justo estaba en contacto con uno de los secretarios de Cristina que me preguntaba cómo estaba, le conté y a los minutos Ella me llamó para decirme, con una voz que a mí me sonó a abrazo, que me tranquilizara e hiciera público el mensaje mafioso.

Pude vivir y mantener a mis niñes ese 2016 porque no se llevaron los ahorros que tenía y los dejaron en la misma cajita chirimbolera en la que estaban, bien a la vista. El resto de estos años estuvieron signados por la falta de empleo. Igual que a la clase trabajadora a la que pertenezco, se nos cerraron todas las puertas. Aún en esos medios donde una podía pensar que estarían abiertas por afinidad ideológica o por reconocimiento de la propia trayectoria o simplemente por solidaridad. También allí estuvieron cerradas. Fui, fuimos, junto a mis compañeres de 678, la moneda de cambio que todos aceptaron pagar.

Describo hechos fácticos con la comprensión del contexto y tal vez atenuantes para algunos de los actores de este tiempo.
Esta es la pura verdad.

Ellos vinieron para hacer desaparecer también el trabajo y la conciencia de clase que da el trabajo. Quieren un país desclasado donde no haya Patria.

En esta última oferta laboral (la segunda en tres años y medio) la propuesta de miseria incluía entregar mi dignidad.
Son los juegos del hambre. Apuestan a tenerte de rodillas mostrándote a lo lejos el calor de un panel que les genera energía con la tracción de tu sangre.

Les respondí de pie.

1 COMENTARIO

  1. Así es Cinthia, SIEMPRE DE PIE, nos perdemos de ver tu bello rostro por la tele , pero no nos perderemos de escuchar tu dulce , pero firme voz en el aire de la 750, !!! la batalla está ganada, sólo resta ver sus espaldas en retirada y lamentar todo el botín que se llevarán en estos meses, pero están derrotados por la realidad !!!

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