*Por Horacio Verbitsky para El Cohete a la Luna
Un director regional de la DEA y sobrino del Escribano de Macri pidió 500.000 dólares a un empresario para no detenerlo y dijo que era una práctica habitual del fiscal Stornelli, con quien colabora. En exclusiva, la filmación del primer pago, las fotos con Stornelli, las filmaciones en la fiscalía, los audios y mensajes grabados. Dos custodios de Stornelli debían acompañar al operador para el cobro en una financiera, pero un allanamiento previo a su domicilio los puso sobre alerta y no acudieron a la cita. Una incursión en el tenebroso submundo de la mafia. El dinero que le sacaron a Paolo Rocca y Eurnekian.
Invocando amistad con el fiscal Carlos Stornelli, Marcelo D’Alessio le pidió 500.000 dólares al productor agropecuario Pedro Etchebest, a cambio de que no se investigara su presunta participación en delitos mencionada por el arrepentido ex presidente de la ONCA, Juan Manuel Campillo, quien sindicó a Etchebest como recaudador “entre propietarios de campos de orientación ganadera a cambio de beneficios” de la ex Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario. Terminaron cerrando por 300.000 y D’Alessio debía cobrarlos el jueves 7, acompañado por dos policías de la custodia de Stornelli. Si se toma al pie de la letra lo que D’Alessio afirma, la DEA estadounidense actúa activamente en la causa de los encuadernados y prepara a los testigos para que declaren o para que compren su libertad enriqueciendo a los funcionarios judiciales y al servicial intermediario. Un allanamiento realizado el miércoles al domicilio de D’Alessio lo puso sobre alerta y no concurrió. Pero un adelanto de 15.000 dólares quedó documentado con audios, filmaciones, fotografías y numeración de los billetes. La diputada cívica libertadora Elisa Carrió dijo en un tuit la noche del jueves que se trata de una operación del juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, “que es de La Cámpora para ensuciar a Stornelli”. Es obvio que ignora la cantidad y calidad de la prueba acumulada contra su amigo.
D’Alessio persuadió a Etchebest cuando le contó que según Campillo los dividendos de la actividad eran enviados por el productor desde Uruguay a su hijo Matías, que es ciudadano estadounidense. Según Campillo, los frutos de la actividad ilícita terminaban en la empresa South Star International LLC, del condado de Saint Lucie, en Florida, Estados Unidos. Para demostrar la seriedad de su gestión, D’Alessio le mostró el documento oficial por entonces secreto en el que Campillo lo involucra.
No era el primer conflicto que Etchebest tenía con la justicia. Antes había sido procesado por el juez federal de Mar del Plata Santiago Inchausti por reducción a la servidumbre de trabajadores rurales que desempeñaban tareas en sus campos de Sierra de los Padres. Pero otra cosa es un proceso federal, en Comodoro Py, en la causa de los capitostes patronales y políticos encuadernados por Stornelli y el Doctor Glock, con el acompañamiento entusiasta del duopolio Clarín-La Nación.
Además de amigo de Stornelli, Marcelito D’Alessio es sobrino de Carlos Marcelo D’Alessio, el escribano general de gobierno. Ante una pregunta de Etchebest sobre el inicio de la causa, dice que la digitalización de los cuadernos que el ex policía Jorge Bacigalupo le entregó al diario La Nación fue realizada por un escribano que designó su tío
En uno de los diálogos grabados, afirma que su gestión será gratis, pero que es imprescindible “una atención con Carlos”. La alternativa es el allanamiento y la detención, lo presiona. Según D’Alessio al fiscal le urge el dinero porque está en gestiones para comprar la casa en Pinamar de Héctor Colella, el amigo a quien Alfredo Yabrán dejó sus bienes.
Esta historia introduce de lleno en el submundo mafioso donde actúan operadores judiciales y periodísticos, agentes de inteligencia y funcionarios del gobierno, todos bajo la mirada atenta de la embajada de Estados Unidos y de sus organismos de seguridad nacional. D’Alessio nació en la Argentina pero es ciudadano estadounidense, y se atribuye haber conducido los ocho procedimientos en los que se incautó mayor cantidad de cocaína en el país.
Todo terreno
Con constantes elogios a la inteligencia y el poder de su amigo y a la confianza que le inspira, Etchebest estimula su manifiesta logorrea para que relate sus proezas. Ambos se conocieron en 2013 en ENARSA. D’Alessio dice haber sido infiltrado allí por la National Security Agency de Estados Unidos, para informar de las transferencias de dinero desde el Banco Macro hacia Panamá para Antonini Wilson, y dinero que se lavaba en Estados Unidos, pero que desde hace un año y medio se desempeña en el Ministerio de Seguridad de la Nación.
Entre el personal de planta del ministerio no figura, pero eso no es decisivo. Ante el playero de un estacionamiento que lo apura se presenta como director de la DEA estadounidense, con 6.000 personas a su cargo, y durante el trámite de la extorsión le envía a Etchebest fotos y documentación de procedimientos de drogas en distintos puntos del país. Desde que gobierna Cambiemos, D’Alessio ha defendido las posiciones del gobierno sobre seguridad y defensa en los programas de televisión más serviciales. Al presentarlo en un show de animales, el relator de fútbol que lo conduce dijo que no quería hablar de más al explicar para quién trabajaba su interlocutor. Fue D’Alessio quien mencionó organismos internacionales.
—¿Trabajás para organismos internacionales?
—Si.
—¿No podés contar para cuál?
—No.
—Es un experto, que combate el narcotráfico en el campo, no sentadito en un escritorio—, resumió el relator.
—Investiga— lo corrigió el panelista Daniel Santoro, quien ratificó la importancia del experto.
—Investiga, pero no con una lupa. Es un tipo valiente— insistió el relator.
También Crónica TV lo presentó como el mayor experto en el país sobre narcotráfico.
Su autobiografía, escrita para la revista Def, fue amplificada por el portal de Daniel Hadad. (https://www.infobae.com/def/defensa-y-seguridad/2018/07/19/marcelo-dalessio-hace-falta-un-master-plan-contra-el-narco/). También es columnista del matutino Clarín, que lo presenta como experto en narcotráfico.
Ninguno de esos medios confiere tal reconocimiento a alguien que no llegue con el visto bueno de la embajada.
Se atribuye haber trabajado codo a codo con Stornelli y el juez Claudio Bonadío, en una suite del hotel Four Seasons “alquilada por Bonadío a nombre de un Mister Nadie, para lograr la detención de Julio De Vido y Roberto Baratta”, y haber sido el informante de Daniel Santoro sobre la causa de los encuadernados. “Nuestro libro”, dice en relación a El Mecanismo, que firmó Santoro.
Sus relaciones con Stornelli, con Santoro y con Patricia Bullrich están debidamente confirmadas. Además es uno de los abogados defensores del valijero cantor Leonardo Fariña, junto con su socio Rodrigo González, tarea por la que se jacta de que la Ministra de Seguridad los remunera con 200.000 pesos mensuales.
Afirma que personal de la inteligencia gubernativa alimentó durante años a Fariña con informaciones que servían para procesar a otras personas, como Ricardo Etchegaray, o para extorsionar a los mencionados, en nombre de Fariña. D’Alessio cuenta que él le puso fin a esa situación, cuando le preguntó a Fariña si quería seguir ganando plata de ese modo o salir en libertad. Lo consiguió en dos meses, lo cual motivó el reclamo de Bullrich.
—¿Cuánto más le querés sacar, Patricia?
—Está bien. Pero me entregás a Lázaro Báez y la plata
Fariña es el autor de la boutade del siglo: que los Kirchner se robaron un Producto Bruto. Según el FMI, para abril de 2018 el PIB de la Argentina era de 627.000 millones de dólares. Las inversiones realizadas por el ex secretario de Néstor Kirchner, del que Cristina prescindió, Daniel Muñóz, rondan los 70 millones de dólares, es decir apenas el 0,01% de un PIB. La desesperación del juez, el fiscal y el gobierno es que hasta ahora no han hallado una sola prueba de que ese dinero pertenezca a Cristina.
Etchebest recibió el reenvío de un saludo de año nuevo de Patricia Bullrich a D’Alessio y le contó que le había pedido que fuera en lugar de ella a un programa de televisión a defender la incorporación de las pistolas eléctricas Taser.
Etchebest quiso saber si Bullrich lo hizo entrar al Ministerio.
—No, el que me hizo entrar fue Mario Montoto.
Según su descripción, el presidente de la Cámara de Comercio Argentino Israelí, especialista en parafernalia bélica, de seguridad e Inteligencia, es una de las tres o cuatro personas más poderosas del país y opera en las sombras, desde sus tiempos en Montoneros. “Es el dueño de todas las cámaras de seguridad que hay en la Argentina, socio de Hadad y tiene el 50% de Infobae“. Por una diferencia de negocios con Montoto, “a su pedido lo metimos a Sergio Taselli en el asunto de los cuadernos, no tenía un porongo que ver. Pero pasó dos meses en cana. (Risas)“.
Familia muy normal
El escribano general Carlos Marcelo D’Alessio es una persona de total confianza del presidente Maurizio Macrì, quien lo designó en la Escribanía del gobierno en vísperas de la Nochebuena de 2015. Tanta confianza, que su socio, el escribano José María Fernández Ferrari, quedó a cargo del fideicomiso opaco en el que Macrì colocó una pequeña parte de sus bienes para simular transparencia republicana, como respuesta al escándalo por la aparición de su nombre en los Panama Papers. En ese momento se afirmó que D’Alessio renunciaría como escribano general de la Nación para que Macrì pudiera alegar que no tenía contacto alguno con el administrador de una parte de sus bienes y que no había conflicto de intereses. Ni siquiera se privaron de una novelesca sobreactuación: Fernández Ferrari declaró que él y Macrì firmaron el acuerdo en momentos distintos y que nunca lo conoció. En realidad, el Tío D’Alessio sólo renunció a la sociedad Seguridad Fiduciaria, que compartía con Fernández Ferrari. Su hermano, Eduardo Luis D’Alessio, el padre de Marcelo, preside la Consultora Irol D’Alessio, de la cual también es directora su esposa, la rabina Nora Israelson de D’Alessio, y el ex director de Poliarquía, Sergio Berenztein.
Hombre bien adaptado a los tiempos, el Sobrino D’Alessio se dedicó a la investigación del narcotráfico, aunque su formación fue como abogado y economista, con un máster en Psicología Forense y Criminal, y una especialización en Química Orgánica. Además se presenta como piloto de avión, instructor de tiro y músico y corre carreras de autos. No sería excesivo decir que tiene una alta estima por sí mismo.
Siempre dispuesto a mostrar sus relaciones con personas poderosas como su tío, Marcelito se encargó de probarle a Etchebest que mantenía una relación fraternal con el encuadernador Daniel Santoro, quien “vive dentro del juzgado”. Dijo que se visitan en sus casas y que el último 2 de diciembre tocó el piano en Armenia 1450, donde vive Santoro, quien el 4 cumplió 60 años. Entre los asistentes mencionó a Luis Majul y al presidente de Edenor. Le contó que la esposa del operador judicial de Clarín era una ex dirigente de la juventud femenina comunista rusa, practicaba Feng Shui, una disciplina milenaria china que explica cómo vivir en un punto de equilibrio con la naturaleza y con uno mismo, y se había convertido en la gurú de la diputada libertadora Elisa Carrió, a quien asesoraba sobre vibras y energía, con lo que regula sus apariciones públicas a los momentos que esa cultura considera propicios. La esposa de D’Alessio es alemana y las dos parejas escenificaron juntas el aniversario de la finalización de la Guerra Mundial. “Santoro fue el agente de la KGB para la Argentina y el Uruguay durante 15 años. Tiene costumbres soviéticas”, explica.
Ante la incredulidad de Etchebest, le envió las fotos que se tomaron con sus gorros, cascos y sombreros de Alemania y Rusia.
Etchebest le preguntó si sería posible darle un vuelto a Campillo por medio de Santoro.
También le leyó partes del expediente y de los informes sobre Etchebest recibidos en la Cancillería, como prueba de su acceso a las piezas más secretas. La principal preocupación de Etchebest, de 69 años, eran sus hijos, Matías y Pedro Gastón. Marcelito le incentivaba esa inquietud. Le dijo que en las redes tendidas por Campillo, el Doctor Glock había atrapado dos peces mucho más gordos que él pero que se había empecinado con los Etchebest, como si tuviera un encono personal. Agregó que era inquietante porque iba a intervenir una jueza de Estados Unidos. El 25 de enero, en una de sus columnas de agitprop, Santoro escribió que “la Justicia de EE.UU. tiene abierto un expediente propio porque el lavado se cometió en su jurisdicción y a través de algunos bancos norteamericanos”. Agregó que Stornelli “interrumpió sus vacaciones para participar del interrogatorio [de una detenida en ablande a quien intentaba convertir en arrepentida] y luego volvió a seguir con su descanso”.
Le explicó que el Doctor Glock le había pedido a la fiscalía 17 medidas, registros de Migraciones sobre los viajes de Etchebest a Montevideo y Estados Unidos, movimientos de dinero de la sociedad en Estados Unidos, transacciones bancarias y cambiarias en cuevas del Once, inspección de campos, y que durante las vacaciones del fiscal los resultados le llegarían a él, a través de un empleado de la fiscalía a quien sólo menciona como Sebastián. Es un nombre triplicado en la Fiscalía 4 de Stornelli: lo llevan los prosecretarios administrativos Pablo Sebastián Iriart y Sebastián Federico Soverchia, y el auxiliar Pablo Sebastián Rivera. Sólo el primero es efectivo en el cargo. Le prometió que en cuanto regresara de Tulum, y Sebastián le diera los papeles, viajaría a Pinamar para reunirse con el fiscal y arreglar el problema. Le dijo que en Ezeiza lo esperaba un vehículo y custodia de la fiscalía y le reeeenvió un chat con el fiscal, en el que combinan el encuentro.
Añadió que no quería nada para él, ni 10.000 dólares ni una botella de champán, porque no toma alcohol. Pero “no estoy hablando con un santo. Vamos a hablar claro”.
Con un conocimiento detallado del expediente y de los oficios tramitados a través de la Cancillería, D’Alessio explicó que Campillo ofreció colaborar en la investigación de un conjunto de delitos y le sugiere a Etchebest cómo vengarse: denunciarlo por otros tres delitos, lo cual haría caer el acuerdo de arrepentimiento. “Con lo cual, si a vos te cuesta 400, al tipo le va a costar un palo dos. Acá el negocio no es que vos pierdas 400 sino que ganes 800, y ahí si yo quiero ir en el negocio con vos”. Le pide “el 20% de lo que recuperemos” y lo insta a buscar información sobre Campillo. “Rompió él los códigos. No los rompiste vos”. También explicita sus principios: “Me importa tres carajos la realidad. Lo que me importa es la percepción de la realidad”. Si es verdad, alguien le dio letra y son “nuestros conocidos comunes de la SIDE”, gente “que manejó la provincia de Buenos Aires”, dice.
Según D’Alessio, “a Eurnekian le sacaron 600.000 dólares para no allanarle la casa, y a las dos horas se la allanaron. A otro empresario le sacaron un millón y medio de dólares, le dijeron que no iba a pasar nada. Lo metieron en cana”. A Paolo Rocca le sacaron 2,6 millones e igual quedó procesado. En uno de esos casos, dice que la decisión de Bonadío fue en respuesta a la versión de que un abogado tenía influencia en su tribunal.
Pero, sobre Etchebest “le dije a Stornelli este hombre es mío. De ese sujeto me encargo yo. El sabe perfectamente lo que eso implica, clarito como el agua. Ya dio la instrucción a su secretario Sebastián que todo lo que llegue de Cancillería tiene que mandárselo al doctor Marcelo D’Alessio. Abrió la feria y está resolviendo todo desde Pinamar, el conchudo”. Sebastián recibe la valija diplomática en Ezeiza, la abre y le copia lo más importante. También le describe las comunicaciones sobre él entre la Reserva Federal y la Embajada de Estados Unidos en la Argentina.
Durante el viaje a Pinamar, que hicieron juntos el 8 de enero, a 160 km por hora, en una camioneta con instrumental para detectar radares y bajar a la velocidad máxima permitida, este locuaz agente de la ley y el orden mencionó como “recaudador de Stornelli” al intendente de Salta, Gustavo Sáenz, quien fue el candidato a vicepresidente de Sergio Massa en 2015 y este año aspira a la gobernación, por acuerdo entre Massa y Cambiemos.
También le explicó su rol como director regional de la DEA y en la NSA. Contó que había un acuerdo con Estados Unidos para instalar una base militar en Corrientes, pero que las discusiones internas por el tema permitieron que el Presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, les ganara de mano.
Etchebest asentía con comentarios admirativos. Así le hizo contar de qué manera conoció a Stornelli, quien le pidió que realizara una cámara oculta a alguien que pensaba denunciar al fiscal por haber apretado a Enrique Wagner y Paolo Rocca, en una oficina de la fiscalía que describe con precisión. Stornelli los apretó con carpetas de Inteligencia, dice. Calcula que el fiscal y el juez por este método “se hicieron de 1o, 12 palos”
Al llegar a Pinamar se dirigieron hacia el balneario CR, donde pasaba sus vacaciones Stornelli, ex integrante de la Comisión Directiva y del comité de seguridad de Boca Juniors. Stornelli tomó un café con Sáenz. D’Alessio se acercó y también conversó con Stornelli y por último llamó a Etchebest para que se uniera a ellos. Un hijo de Etchebest filmó desde lejos toda la secuencia. Allí se observa la SUV Range Rover de D’Alessio y al propio fiscal caminando y sentado junto con D’Alessio.
Etchebest permaneció cuatro horas sentado ante una mesa vecina, lo cual le permitió ver cómo D’Alessio le mostró a Stornelli archivos de su computadora, le consultó por mensaje si había estado alguna vez detenido y finalmente “me hizo acercar a la mesa donde departían amable y familiarmente, me presentó a Stornelli y nos dimos la mano”.
Luego, Marcelito le envió a su presa copia de sus diálogos personales con Stornelli, quien le pidió que consiguiera un jeep vintage para ponerlo a nuevo. También se vanaglorió de los operativos contra narcotraficantes en los que estaba participando.
El empresario rural extorsionado asintió pidió tiempo porque no tenía disponible el dinero de inmediato. Campillo había declarado que Etchebest poseía una casa de medio millón de dólares, y Marcelito le escribió que según el fiscal, vivía en Le Parc, domicilio que fue allanado en la causa por la servidumbre. Etchebest se defendió: Alquilo allí, no es mío.
El plazo fijo
Pidió que le dieran hasta el 17 de enero, para pagar la primera de tres cuotas, al vencimiento de un plazo fijo que había constituido por el equivalente a 100.000 dólares. Pero al llegar ese día, y cuando todo estaba preparado para llevarlos a Pinamar, Etchebest le comunicó por teléfono que el depósito recién vencía en marzo. Cuando D’Alessio le explicó que un plazo fijo se puede cancelar antes del vencimiento, renunciando a los intereses, le confesó que estaba a nombre de su esposa, que se negaba.
—Entonces sí que estás en problemas— lo apuró el gestor de buena voluntad.
Ante la exigencia de D’Alessio, respondió que estaba en viaje a Mar del Plata para intentar reunir el dinero. En un paso teatral clamó que estaba dispuesto a matarse si no confiaban en él y lo aguardaban. D’Alessio le ofreció que la custodia de la Policía Federal asignada a Stornelli, fuera a cobrar la cuota a Mar del Plata, pero Etchebest eludió ese lazo y siguió tratando de ganar tiempo.
Ante el segundo default de Etchebest, su hermano D’Alessio, según el trato que se dan, le dijo que no se metería más, que Stornelli lo allanaría y lo detendría, que si estaba de buen humor apenas le prohibiría salir del país.
Éste es uno de los edificantes diálogos entre el cazador y su presa:
D’Alessio: Ahora voy a hablar con Carlos, tranquilo. Le voy a contar exactamente como es la situación. El va a tomar la decisión. Vos viste como es él. Te dice, bájalo, subilo, le chupa un huevo. El tema es que yo recupere la mía, nada más. Si Carlos me dice, sabés qué, esto termina mal, o lo que mongo sea…
Etchebest: Pero yo no te fui a buscar a vos, Marcelo.
D’Alessio: Te hubieran ido a buscar a vos directamente.
Etchebest: Pero qué querés que haga yo, me mato, si yo te quiero pagar, hermano, sí, yo voy ahora y me pego un cohetazo. Lo voy a hacer…
D’Alessio: Pero primero pagame los 100.000 dólares que yo puse.
Etchebest: Yo arranco ahora a Mar del Plata. Veo qué plata junto allá.
D’Alessio: Yo voy a poner la jeta…
Etchebest: Poné vos la cara, ¿me hacés esa segunda a mi?
D’Alessio: Es que no confío que la tengas mañana…
Etchebest: Vamos a suponer que no esté el total. Yo voy por el total pero si… ponele que junte 70 lucas, y los otros 30 te los junto en dos días, tres días. ¿Tenés algún problema?
D’Alessio: Los tengo que poner yo.
Etchebest: Te los voy a pagar.
D’Alessio: ¿Qué, voy a poner 30.000 más?
Etchebest: No, te lo digo hipotéticamente, pero si vos me matás la voluntad…
D’Alessio: Déjame hablar con Carlos tranquilo. No depende de vos, tenés que hablar con tu señora. No depende de mi, yo tengo que hablar con Carlos. Yo no te voy a hacer la segunda, yo voy a hacer lo mejor que pueda, le voy a decir se me complica. Pero, ¿que hago si mañana me decís no la junté?. Yo quedo como un mentiroso.
Etchebest: Si me llega a faltar algo…
D’Alessio: Una cosa es que falten 15.000 dólares y otra que falten 50.000.
Etchebest: No, yo voy por el total. Pero si me falta algo, ¿vos no tenés problema de aguantarme?
D’Alessio: Si, voy a tener problema.
Etchebest: Yo voy por todo, voy por 100 pero… si consigo 70, 60…
D’Alessio: No, 60 no, no puedo. Me estás haciendo quedar como el culo con el fiscal, y nunca quedé como el culo, y no es un pelotudo, hoy es el fiscal N° 1 del país, no voy a quedar como el orto.
Anticipos
La naturalidad con que D’Alessio habla de la extorsión como una práctica establecida, impresiona a quienes no han frecuentado esa selva poblada de animales con traje y corbata, como el fiscal que D’Alessio describe como “un loco de los relojes y de las camionetas”, y cuenta que tenía una Range Rover roja solo para Pinamar y que había comprado una Mercedes nueva que nadie conoce, “que la hizo con estos casos”.
Pero también afirma que Stornelli está preocupado por la dinámica establecida:
—Carlos, el temor que tiene es que haya un grupo de abogados que haga una denuncia, en realidad manifestación en una escribanía, diciendo que [sus clientes] fueron apretados, que como no dijeron lo que Carlos quería escuchar, los mete en cana. Y obviamente un empresario, que vive en en Barrancas de San Isidro, que vivió así y asá, que lo lleven con las manos atadas en un celular, que lo tiren en una cárcel. No te digo que lo violen, pero que la pasen muy mal, no los mandan al pabellón de los evangelistas, que eso vale 10 lucas por semana. Aunque las tengas, te las metés en el culo. Te mandan al pabellón general. Tenés que cagarte a trompadas para tener tu colchón. Comés la comida con gusanos”.
Ya sobre Stornelli, D’Alessio dice: “Estos tipos no se manejan sin anticipos. El primer anticipo lo puse yo”. El diálogo se produce en el auto de D’Alessio, que entra a un estacionamiento. El playero le dice: “O no sabe manejar o no sabe estacionar”. El gestor responde:
D’Alessio: Soy director de la DEA, manejo a 6.000 personas en el país, yo.
Todo a la vista
Por la demora en los pagos de Etchebest, D’Alessio dice que a Stornelli le impusieron una multa de 10.000 dólares por la compra de la casa de Colella.
El empresario se ofreció a cubrirlos. Pero antes llevó los billetes a una escribanía, donde tomaron nota de su numeración. Además, filmó a Marcelito en el momento en que recibe los billetes.
El lunes 28, el abogado de Etchebest presentó la denuncia ante el juzgado federal con jurisdicción sobre Pinamar, con los audios, las filmaciones, las capturas de pantalla y las fotos. El juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, ordenó secuestrar celulares y computadoras, pidió imágenes de cámaras de seguridad e intervenir teléfonos. Etchebest siguió dilatando el pago, y D’Alessio lo intimó cada vez en forma más directa.
Para que la intimidación fuera más convincente le hizo llegar una foto de la chapa en el despacho de Stornelli, una filmación dentro de la fiscalía en la que un ex gerente uruguayo de Pedevesa, Gonzalo Brusa Dovat, declara sobre maniobras cometidas entre la filial argentina y la central en Caracas. También le envió una foto tomada en el restaurante armenio Sarkis, de la calle Thames, donde Brusa Dovat se reune con Daniel Santoro, quien el 2 de febrero publicó la entrevista en Clarín. D’Alessio le envió la foto del encuentro a Etchebest.
El 5 de febrero habían hecho nueva cita para que Etchebest entregara 300.000 dólares, pero el productor rural una vez más dilató el pago. D’Alessio se quejó de que había llegado a la cita con dos custodios de Stornelli, que trasladarían el dinero. “Te llevo a lo del jefe, que deje ahí, no sé, ya está”. Es decir, que lo deje detenido. También reitera que retirarán el dinero los policías de la custodia de Stornelli.
Un día más de libertad
Como Scherezade, Etchebest logró un día más de libertad dándoles cita en una financiera. D’Alessio se tranquilizó cuando le pidieron el nombre y los documentos de los custodios para que pudieran entrar. El miércoles 6, el juez federal de Lomas de Zamora, que recibió el exhorto de Ramos Padilla, allanó el domicilio de D’Alessio. Etchebest ya había salido del país. El jueves 7, D’Alessio y los custodios de Stornelli debían llegar a la financiera para cobrar el fruto de la extorsión, pero alertados por el procedimiento del día anterior se evaporaron.
Lo que siga echará luz acerca de qué puede esperarse de la Justicia en la Argentina, si está a punto de una regeneración institucional o el horizonte seguirá poblado de D’Alessios, Fariñas, Carriós, Santoros y Stornellis.