Falleció Fabián Tomasi, el trabajador envenenado con agrotóxicos

Fabián Tomasi, el trabajador rural envenenado por su contacto diario con los agrotóxicos, murió hoy el Hospital de Basavilbaso tras años de luchar contra una polineuropatía tóxica severa, con 80% de gravedad, que le degeneraba el cuerpo paulatinamente.

Fabián trabaja en los campos de Entre Ríos guiando avionetas cargadas de agrotóxicos para fumigación. “Nunca pensé que iban a descuidar tanto. Yo tenía que abrir los envases que dejaban al costado del avión, volcarlo en un tarro de 200 litros para mezclarlo con agua, y enviarlo al avión a través de una manguera”, relató en notas periodísticas.

“Era verano, trabajábamos en pata y sin remera, y comíamos sandwiches de miga debajo de la sombra del avión que era la única sombra que había en las pistas improvisadas en el medio del campo”, contó en varias oportunidades.

Tras advertir las consecuencias de los agrotóxicos en su cuerpo, Fabián se convirtió en un símbolo de lucha en contra de estas prácticas.

“No son empresarios, son operarios de la muerte”, escribió en mayo de este año para La Garganta Poderosa.

“Muchas provincias del litoral son arrasadas por el glifosato y el resto de sus químicos, como si desconocieran que los seres humanos tenemos un 70% de similitud genética con las plantas. ¿Cómo esperaban que sus venenos aprendieran a distinguirnos? No lo hacen. Por eso, cuando se fumiga, sólo un 20% queda en los vegetales y el resto sale a cazar por el aire que respiramos. ¿Entienden? No todo es brillantina y diversión en lugares como San Salvador, el “Pueblo del Cáncer”, donde la mitad de las muertes derivan de la misma causa. Allí, el carnaval nunca llega… Y sí, recibí muchas amenazas por visibilizar lo que nos hacen comer, respirar y beber a diario. Pero ya no basta con decir “Fuera Monsanto”, porque las cadenas de maldad hoy se extienden al resto de las compañías multimillonarias y se enredan con el silencio. Pues no hay enfermedad sin veneno y no hay veneno sin esa connivencia criminal entre las empresas multinacionales, la industria de la salud, los gobiernos y la Justicia. Hoy más que nunca, necesitamos que paren y para eso debemos luchar, aun en el peor de los escenarios, porque nuestro enemigo se volvió demasiado fuerte”, explicó