La gente está afuera

Columna de opinión de Valeria Di Crocce para Agencia Cadena del Sur

Las desapariciones mediáticas no son simplemente negarle a quienes se manifiestan su existencia en la pantalla o el éter.

La gente sigue estando allí. Observa aun desde la sombra y a la distancia que el mundo que los ignora sigue su curso.
No se trata solo de la absoluta discriminación de las portadas de quienes no habitan la centralidad de la agenda.

Es algo más. Es la línea editorial. Es una definición. Es comodidad burguesa.
La representación de este lugar en el mundo llamado Argentina elige cómo contarse. Censura al marginal. Lo mete debajo de la alfombra de la historia. Lo nombra al pasar: “es estructural” dicen al referirse a millones de personas.

El mundo (representado) se reduce a las portadas de los matutinos porteños, a los servicios informativos cada una hora sin contexto y a zócalos que recortan un segundo del instante televisivo. Todo debe ser reducido a caracteres o a una buena imagen.

El mundo real que habitamos es mucho más que eso. No se comen las tendencias en un país donde la “tendencia” es perder el trabajo con el que pagabas el plato de comida.
La vara es sostenida por el estereotipo de la clase media, urbana, educada y distante de los problemas de quien no tiene subte para tomar o de los que no saben de hot sale. La opinión publicada pertenece a “muestras” que habitan las grandes ciudades que definieron que Macri sea hoy presidente.

El 30% que sobrevive en este modelo de “focus group” ignora o elige ser indiferente de lo que le sucede al otro 70% ; y si lo que les pasa es la muerte, entonces se conmueven un instante al leer la historia de vida del que se fue, en una columna escrita por quien justificó cada una de las acciones que lo llevaron hasta la tumba.

Evitemos los comentarios maliciosos. No estamos para chicanas. Se trata de no pertenecer. La Argentina profunda no se refleja en esos momentos mediáticos que marcan el pulso de las decisiones de quienes hoy (des)gobiernan el país.
No hay rencores en esto. Hay verdad. Verdad histórica.

Han hablado de sinceramiento de tarifas ¿pretenden hacer un sinceramiento de cuántas son las personas que consideran deben vivir en la Patagonia que le han regalado a sus amigos empresarios Benetton y Lewis?

Lo único que llega a la región son gendarmes. “Hay que aguantar” dijo la ministra de seguridad nacional, Patricia Bullrich, la semana pasada. En la región las acciones de la funcionaria huelen a muerte.

Fluyen algunas voces que en la pantalla descubren que el modelo no cierra sin ajuste. Por ende –dicen- cerrarán fábricas, industrias y habrá más despidos en los sectores industriales ¿qué es lo que creen que ha estado pasando en la mayoría de las provincias en los últimos dos años?

La región según cifras oficiales en una comparación entre el tercer trimestre 2015 y el mismo período de 2017 da cuenta de 23 mil despidos.

Solo pensando en los últimos acontecimientos de 2018 que contemplan los despidos de le empresa de energía YCRT (Yacimientos Carboníferos Río Turbio) y el sector petrolero se suman unos 1500. Podemos imaginar que la cifra hoy se acerca a 25 mil trabajadores que perdieron sus empleos desde que Mauricio Macri asumió la presidencia.

Podrían ser más 70 mil personas si pensamos en familias de 2 o 3 integrantes. Pueden ser más. Miles de personas. Mujeres. Hombre. Niños nacidos y por nacer. Hogares que se han quedado sin su ingreso. Sin un salario. Sin el plato de comida.

¿Creen que por no estar en los medios esas bocas dejan de abrirse cuando la panza ruge? ¿Imaginan que porque no los muestran no están allí? ¿Consideran posible simplemente cambiar de canal ante el rostro de la necesidad ausente pero imaginada?

En la pantalla la ausencia no es final. No mostrarlos no los elimina. Laten en este instante igual que vos pero son ignorados por quienes negocian en la City. No son un problema, son personas. Sujetos de derecho.

Desde las pantallas nos convocan a ver de qué se trata el supermartes y aquí hay letras que no sirven para especular. Suben tasas de interés mientras las de leche en los comedores no han dejado de llenarse para cada vez más pibes.

Siguen especulando mientras los que aún tienen salarios buscan la oferta que les permita llegar a fin de mes y eligen que vencimiento pagar en segundo término y qué boleta dejar vencer.
Despedido, viejo, sin futuro, desamparado, en la calle. Así se siente el tipo ignorado por los mercados que camina con su experiencia a cuestas buscando una changa que le permita al menos comprar un poco de comida para llevarle a los pibes.

Miles de familias sin futuro vuelven a escuchar que hay que hacer un esfuerzo porque el cambio es necesario. Sus vidas ya cambiaron cuando les llegó un telegrama de despido o la mañana que no los dejaron entrar en la fábrica y leyeron en un cartel que informaba que ya no se abrirían las puertas de la empresa.

Hay vidas en juego. La Patagonia lo sabe. Santiago lo sabe y lo sabe Rafael. Lo saben sus familias que hace meses los recuerdan más allá de los medios y a pesar de ellos.

Lo saben quiénes en este instante de otoño frío con grados bajo cero se calienta las manos callosas en el fuego que sigue vivo en el ingreso de la mina en Río Turbio donde resisten.

Lo sabe en su casa el padre que se recuesta pensando en que mañana saldrá otra vez a ofrecer lo único que tiene: su trabajo en un pueblo donde abunda quien ofrece pero nadie demanda.

Lo saben los familiares de Víctor Choque, de Teresa Rodríguez, de Carlos Fuentealba…lo saben los pibes que perdieron a sus viejos cuando estos se quitaron la vida porque no se bancaron los despidos en YPF . Los saben las familias que se fueron de ciudades como Plaza Huincul o Río Grande porque nada quedaba allí para ellos tras los despidos y el cierre de las empresas que les habían dado trabajo durante años.

Los saben las familias que abandonaron las casas al borde de la vía porque cerró el ferrocarril. Los saben los que no solo dejaron su hogar sino también el pueblo que murió al irse el tren.

La dignidad no se negocia y el trabajo es dignidad en estas tierras hostiles.

Quienes no tienen letras, renta financiera, propiedades en el exterior y solo cuentan con su capital de trabajo no se la juegan en la pizarra de la city, se la juegan en las calles frías y escarchadas en las que hoy andan reclamando. Se la juegan en las fábricas que toman y en las carpas que levantan para resistir por su dignidad y la de sus pibes. Se las juegan todos los días aunque no salgan en la tapa de los diarios, que solo los mencionan cuando una bala atraviesa su cabeza.
La tragedia de no ser representados hasta el final.

Desde la pantalla que nos ignora piden garantizar empleo genuino pero favorecen a la especulación ¿quién acaso vendría a poner una empresa a la Patagonia si desde el gobierno le garantizan la rentabilidad de la bicicleta financiera? Llaman a acuerdos nacionales los que solo quieren achicar el Estado porque así se “agranda la nación”.
Piden que se garantice la gobernabilidad ¿para quienes? ¿Cómo garantizan la gobernabilidad los representantes de las provincias que endeudadas en dólares prometen déficit cero y tienen problemas para pagar salarios cada mes? Las fotos no garantizan el plato de comida.

Cambiemos perdió en la región las presidenciales. Los electores en su mayoría han sido traicionados por los gobernadores que solo logran sacarle al gobierno nacional fotos para la gacetilla de los medios.

No hay una sola medida que haya favorecido a las provincias de la región en estos 29 meses de gestión. Sin embargo, corren en la ayuda de quien ha generado las condiciones para que la Patagonia tenga 25 mil despidos, una inflación acumulada en lo que va del 2018 que supera el 10% y la perdida permanente de derechos.

Según el último Censo (2010) habitan la región más de 2 millones de personas. Son argentinos y argentinas que deben ser representados.

¿Y si los gobernadores en vez de sacarse fotos con el presidente comienzan a mirar las imágenes de lo que pasa en sus provincias? En la Patagonia los despedidos existen. Las personas no se desvanecen. En breve estarán tocando las puertas de sus casas. No importa que “atienda” en Buenos Aires. No los votaron para garantizarle a Macri la gobernabilidad.

La gente que está ahora afuera les va a exigir que garanticen la paz social de la tierra que habitan.

1 COMENTARIO

  1. «…los que hicieron del poder su vocación y un borrón del porvenir que han prometido,
    los que fueron por los pueblos elegidos, han cumplido su maléfica intención…
    …nos permiten solamente protestar y la queja al fin se pierde en su sordera
    mienttras tanto no hay derecho ni siquiera a vivir con dignidad ni trabajar,
    nos permiten solamente espiar, de afuera…»
    Ignacio Copani. (lo dice mejor que yo)

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