Germán Andrés Castelli y Daniel Alejandro Esmoris:
Las hijas y los hijos de personas desaparecidas vivimos con gran preocupación la decisión que ustedes tomaron de otorgar el beneficio de prisión domiciliaria al genocida Miguel Etchecolatz.
Etchecolatz fue condenado en cuatro oportunidades a prisión perpetua por multiplicidad de crímenes cometidos en el marco del terrorismo de Estado. Secuestros, torturas, violaciones, desaparición y asesinato de personas. Crímenes de lesa humanidad. Delitos que afectan al conjunto de la sociedad.
Como tales, además imprescriptibles. Se siguen cometiendo todo el tiempo. Cada día.
Por la mañana cuando Chicha Mariani abre los ojos y piensa en Clara Anahí, esa nieta amada que ya cumplió 40 años y aun no pudo volver a abrazar.
Al mediodía cuando Ana Laura quisiera contarle a su mamá Anahí la nueva hazaña de su nieto Eugenio. O por la tarde en que le gustaría que Mario lleve a sus hijos Francisco, Martín y Manuel a jugar al rugby.
Suceden por la tarde cuando Claudia imagina tomar unos mates con su hermano Daniel y que sea cotidiana como cuando eran jóvenes una relación que se ha vuelto dolor.
En las noches, en que la esposa de Julio López se acuesta en su cama y sigue sintiendo el calor que le falta al lado. En las preguntas que les quedaron a sus hijos de esos años oscuros de los que el papá nunca había hablado.
Siguen doliendo los cuerpos de las y los sobrevivientes que sufrieron la tortura, y que valientemente esperaron el momento de llegar ante un tribunal y contar el padecimiento, por sí mismos, pero también; y sobre todo, por sus compañeras y compañeros que no pueden contarlo.
Los crímenes de lesa humanidad no son delitos comunes. Son dolores permanentes, son marcas de por vida, son daños irreparables.
Ustedes tenían la oportunidad de restañar en parte ese dolor, de aliviar las mañanas, las tardes y las noches de miles de personas. El momento histórico de que un pueblo entero confíe en que la justicia pone las cosas en su lugar.
Eligieron no hacerlo. Decidieron beneficiar a un genocida. Este fallo nos recuerda al Poder Judicial que sistemáticamente rechazaba los Habeas Corpus que presentaban nuestras abuelas. O les cobraba las costas sin darles ninguna respuesta. Al que miraba para otro lado mientras 30.000 desaparecían. Al que pudo y no quiso evitar la masacre.
Tenemos la esperanza de que el Poder Judicial también sea democrático algún día cercano. Ese día en que podamos, sin titubear, decirles a nuestras hijas y nuestros hijos que los asesinos de sus abuelos están en la carcel. Que nunca más va a haber un genocidio. Que festejen, que hoy es su día.
La Ultraderecha Neoliberal Neoconservadora de Argentina vino por todo, con una impronta de revanchismo a las políticas de DD.HH, actitud propia de una dictadura.
Con una conciencia de clase autosuficiente, enajenada de la realidad circundante, que siente repulsión por las masas populares a las que consideran grasas, ignorantes y parasitarias
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Más allá de esto evidente, hay algo cierto en nuestra realidad, los que nos gobiernan hoy en día son los civiles de la dictadura del ’76 que Nunca fueron Juzgados, una manga de psicópatas, lo peor de la dirigencia argentina, a tal punto que hasta los medios Neoliberales del exterior ven a Cambiemos con horror.
A Resistir, la lucha debe permanecer, van a inculcarnos el miedo como lo hicieron con Cynthia en el desvalije de su hogar, con Moreno, con los locales de Nuevo Encuentro y La Cámpora, entre otros.
La incertidumbre que siembra este gobierno a través de la inflación y el desempleo es atroz, pero lo más preocupante es como opera a través del terrorismo mediático para que un porcentaje de la población acepte esa regla general. En este momento está blanqueando Mugricio que el Cambio no es Económico, es cultural. La verdad se no está burlando, quiere provocarnos, pero como dijo Cristina no tenemos que caer en ese juego.
Les mando un fuerte abrazo y seguiremos luchando.
NI OLVIDO, NI PERDÓN… JUICIO Y CASTIGO A LOS GENOCIDAS DE LA DICTADURA CÍVICO – MILITAR DE LA ARGENTINA.
A DONDE VAYAN LOS IREMOS A BUSCAR.
No se que tiene que ver el gobierno en estas cosas. Es un tema judicial.
Yo también estoy a favor de que una condena a perpetua, sea perpetua, hasta que el condenado fallezca en la carcel. Pero lamentablemente las doctrinas abolicionistas (mal llamadas «garantismo») se han adueñado de la doctrina penal que aplican los jueces.
Considero muy atendible y comprensible el dolor de los familiares de las víctimas, en todos los casos, también por delitos de lesa humanidad, además de los otros homicidios.